quarta-feira, 19 de abril de 2023

Buenos Días Tristeza - Frédéric Rébéna & Françoise Sagan

 








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Un bello sacrilegio
por Frédéric Beigheder

Confieso que temía este libro. Las adaptaciones cinematográficas de novelas rara vez están a la altura del original, por eso adaptar Buenos días tristeza al cómic me parecía un desafío imposible, prácticamente un sacrilegio. La película de Otto Preminger me decepcionó, pero como mínimo se convirtió en un clásico, gracias a David Niven y Jean Seberg, una bella mansión junto al mar y algunas bellas secuencias de fiestas: Juliette Gréco canturreando Bonjour tristesse en el Maxim's, un baile en el puerto de Saint-Tropez y una buena borrachera en el casino.

El problema de las adaptaciones siempre es el mismo: alguien elige el rostro de Cécile por ti, te impone sus elecciones, enfatiza un aspecto u otro, olvidando todo aquello que no sirve de nada y que siempre es lo más esencial. La belleza es frágil, ¿podemos despedazarla en algunos casos? Aquí acabo con mi perorata lastimera para confesar mi entusiasmo. La empresa es aquí todo un éxito porque el autor ha sabido emanciparse del libro, igual que Cécile se deshace de su futura madrastra. Esta versión es sexy, frívola, cínica, balnearia y afrutada. Cécile es morena, su padre es más blando e indolente que perverso e indiferente. Elsa es una bomba de relojería. Anne sigue siendo autoritaria, pero menos frígida de lo que recordaba. El conjunto compone un relato distinto al original, un cuento soleado y erótico con ecos de la época actual, sin intentar devolvernos a una nostalgia estéril. Volvemos a encontrarnos la trama de esta pequeña obra maestra de los años cincuenta, pero en una versión completamente actual. El escándalo sigue presente, dado que los malentendidos intergeneracionales siguen siendo los mismos, como los enredos sentimentales, por no mencionar los peligros de la seducción. Me pregunto incluso si algunas feministas no reclamarán que se modifique el final de esta obra para no vehicularuna imagen sumisa de la mujer enamorada. Buenos días, tristeza fue desde su publicación una variación sobre un tema eterno: es No hay burlas con el amor reescrito por una discípula de Colette, o la crueldad de Las amistades peligrosas trasladada a la Costa Azul. Aquí el dibujo resalta la timidez del joven vecino, la involuntaria maldad adolescente, la retorcida venganza de una ex, la angustia del hombre maduro que siente que su sex-appeal disminuye y termina prefiriendo el placer a la felicidad. Hace calor, casi podemos oír las cigarras en los pinos, apetece beber vino rosado y tirarse al sol, en vez de ponerse a hacer deberes. Buenos días, tristeza recupera toda su magia. La adaptación es energética: el trazo obsesivo de Frédéric Rébéna (que evoca a Guido Crepax) le añade un plus de energía a una obra antigua. 

A Françoise Sagan le habría encantado este libro porque es irrespetuoso con ella, la despierta y le regala una nueva juventud.